Relaciones saludables

No me extraña nada que nos cueste tanto salir de nuestra zona de confort para explorar relaciones nuevas. Relaciones nuevas pueden despertar una infinidad de miedos y sensaciones que habían permanecido ocultas. Aunque asociamos estas sensaciones con relaciones románticas creo que estos componentes pueden darse en muchas relaciones tanto profesionales como personales. Miedo a no agradar, o a ser rechazados. Inseguridad de mostrarnos quienes somos y decir lo que pensamos. Dudas con respecto a qué comportamientos son apropiados, a las interpretaciones de palabras y comportamientos del otro. Una marabunta de emociones y pensamientos. Que no se dan cuando estamos en una relación ya establecida. Donde los roles se han asumido y tenemos, equivocadamente o no, una interpretación clara del entorno compartido, valores, reglas y expectativas. 

No todos somos igual de propensos a preocuparnos por estas incertidumbres en las relaciones nuevas. Nuestro nivel de autoestima, nuestra personalidad y el grado de interés que tengamos tienen un papel importante que jugar. Pero imagino que algunas de las cosas que he mencionado pueden resonar con alguna experiencia en muchos de nosotros.  

Este tipo de situaciones dependen, por supuesto, de las dos personas explorando ese nuevo territorio en común. Sin embargo, creo que podemos tener la capacidad de gestionar la experiencia para influenciarla de manera positiva. Aquellos que me leéis con regularidad, sabéis que me encanta enfrentarme a las cosas pasos a paso. 

Primer paso: Elige bien las expectativas 

Desde que éramos pequeños nos han enseñado que es aceptable para cada tipo de relación. O hemos ido elaborando nuestra propia lista de requisitos. Por ejemplo, en España se bromea acerca de no poder echarse un novio que use calcetines blancos con zapatos. Aunque parezca un poco cómico, hay expectativas que son culturales o que pertenecen a otro momento vital en el que en ese momento que estamos. Expectativas que para esta nueva relación son tan irrelevantes como inútiles.  

Por otro lado, si es importante saber que valoramos nosotros en otra persona para no traicionarnos a nosotros mismos, entablando nuevas relaciones con personas que no pueden aportarnos lo que verdaderamente consideramos importantes, por ejemplo, la sinceridad. 

Las expectativas son la causa de las frustraciones en muchas ocasiones así que el ser selectivos con nuestras expectativas, y mantener solo las importantes, puede transformar la experiencia. 

Paso número dos: Todos los modelos valen 

Existen tantas maneras de vivir las relaciones como personas en el mundo. Hay muchas etiquetas que usamos que ya tienen ciertas características generalmente aceptadas: jef@, compñer@, novi@, amig@, amante, espos@, ex. Las necesidades concretas que pueden conllevar a una relación con éxito son personales a las circunstancias de ambas personas. El querer ser fiel a los prototipos que nos marca la sociedad puede crear barreras innecesarias, en lugar de crear un modelo propio donde nuestras necesidades y las del otro puedan encontrarse con armonía.  

Las características las podemos definir nosotros. Tenemos la capacidad de definir las reglas de ese juego, siempre que sean de común agrado para las dos partes. De esta manera el éxito es más probable. Ojo, que ese aspecto tiene truco.  

Es importante, y no siempre fácil, ser fieles a nosotros mismos con respecto a que queremos. A veces por afán de cumplir las expectativas de la sociedad o querer complacer al otro, no somos honestos. Ni con nosotros mismos, ni con el otro, embarcándonos así en situaciones que no son las que necesitamos o deseamos en el fondo. 

El autocuidado es la base de nuestro bienestar y la salud de cualquier relación. Perseguir nuestras necesidades mientras respetamos las de los demás es no solo aceptable sino recomendable. 

Tercer paso: La comunicación es clave  

Cuando existe buena comunicación, otras cosas importantes pueden crecer como la confianza, la sinceridad, el respeto. Desde pequeños hemos aprendido a callar ciertos sentimientos y pensamientos para evitar conflictos. Hay cosas que si no se expresan pueden dar lugar a todo tipo de retos para una relación, malentendidos, frustraciones, decepciones y, en definitiva, una brecha.  

Ser capaces de expresarnos honestamente, aunque con delicadeza, es muy importante. Para ello también es necesario escuchar, escuchar de verdad. Intentando entender la postura del otro sin juzgar, sin sacar conclusiones propias, ni ponernos a la defensiva. Esto incluye el pedir las cosas que queremos abiertamente, aunque sin exigencias. Los demás no tienen una bola de cristal, por mucho que nos conozcan. 

Cuarto paso: Si no te aporta suelta 

Nuestra interacción con los demás es tanto una gran fuente de satisfacciones en la vida como de dificultades. A veces nos cuesta deshacernos de nuestras relaciones personales por muchos motivos: el rol que esa persona tiene en nuestras vidas, los aspectos prácticos físicos o económicos, el miedo a estar solos y muchos otros motivos.  

Esperar a que la otra persona cambie no es una estrategia que suela dar resultados, los únicos que tenemos capacidad para cambiar nuestro comportamiento o actitud somos nosotros mismos. Cuando hemos puesto todo lo mejor de nosotros en una relación, relacionándonos desde un lugar maduro y adulto. Si la relación no nos aporta, o la otra persona no nos da lo que nosotros necesitamos, los saludable es terminar la relación. 

Creo que a veces las separaciones con son muy traumáticas, porque cuando se llevan a cabo ya hay un historial importante de heridas mutuas causadas durante un periodo de declive. Si somos capaces de soltar una relación antes de entrar en esas fases de terreno pantanoso, podemos ahorrar sufrimiento y además, es más probable que esta relación pueda evolucionar a otra en lugar de terminar totalmente.  

Somos humanos y, a lo largo de la vida, nos continuaremos enfrentando a situaciones que nos hacen sentir fuera de nuestra zona de confort, especialmente en nuestras interacciones con los demás. Estos cuatro pasos son una guía para mí, en caso de duda y cuando no sé muy bien qué hacer. Espero que te sirvan también y me encantaría que compartas tus ideas que puedan fortalecerlos. 

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